martes, 25 de octubre de 2016

Atrapada


Atrapada. Así me siento. Atrapada en un mar de dudas, en mí misma, en mis sentimientos. Temerosa de perderte y de perderme, de perder una oportunidad perfecta de lograr eso que todos buscamos sin descanso: felicidad. No sé bien qué está ocurriendo, si fallaste tú, si fui yo o, incluso, los dos. No lo sé. Puede que simplemente estuviéramos demasiado bien, puede que nos diera miedo, quizá no debimos hablar de ello, seguramente no... Tal vez debimos dejar las cosas como estaban, dejarlo fluir y ver hacia dónde nos llevaba la corriente, pero ni yo ni mi maldita manía de tenerlo todo bajo control lo hicimos posible. No dejo de preguntarme qué habría pasado si no te hubiera puesto contra la espada y la pared. Sabía que era demasiado pronto, que eso solo arruinaría lo que fuera que tuviéramos, pero no lo pude evitar. Supongo que tenía miedo. Miedo de lo que estaba viviendo, miedo de comenzar a sentir algo más profundo hacia ti, miedo de que pudieras llegar a hacerme daño...simplemente miedo. Quise creer que estaba actuando con sensatez, previniendo un mal mayor si actuaba a tiempo, pero ahora sé que tan solo fui una cobarde y, por culpa de esa cobardía, ocurrió aquello que, paradójicamente, pretendía evitar... No sé en qué punto estamos, ni siquiera si tendrá retorno o no, nos distanciamos poco a poco y no encuentro modo alguno de poderlo evitar. Tú, cada vez más ocupado y yo, a su vez, más confundida. Preguntándome qué pensarás y sentirás, deseando saber qué ocurrirá, pero temerosa de preguntarlo siquiera porque puede que simplemente me asuste descubrir que realmente no estás tan ocupado, que simplemente no encuentras la manera de decirme que, realmente, no hay modo de solucionarlo, que solo sean excusas y que, por mi estúpido miedo, he condenado al fracaso algo que iba bien...

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