Andrey, un hermoso niño de 7 años, recibió los tres sacramentos por el rito Ortodoxo: bautismo, confirmación y comunión.
Hermosos sacramentos, que ha de vivir y aceptar con la responsabilidad que corresponde a un niño de siete años.
Su madre adoptiva considera que la mujer que trajo al mundo a Andrey lo querría así. Nunca he sido testigo de un acto como éste...
Aunque yo creo que es lo mismo, son sacramentos de igual manera, con una responsabilidad que se asemeja al cristianismo, lo único que cambia son las formas.
Los que nos llamamos cristianos ¿como vivimos la fe?, criticando unos a los otros, intentando fastidiar al vecino, mitigando sus derechos, derechos que la propia iglesia no respeta.
¿Por qué tanta hipocresía?
¿Por qué tanta ignorancia?
¿ Por qué no nos queremos?
Andrey conoció a una mujer que no lo parió pero le ha dado la vida. De igual forma le educa como si de ella hubiera nacido.
Hermosa historia para reflexionar, en estos tiempos de tanto egoísmo, prepotencia y apariencia que nos esta tocando vivir
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